En torno a una mesa, intentando expurgar un mal espíritu encarnado en un corcho de una bebida alcohólica.
Última imagen de mi particular recorrido por los «objetos» ( si se pueden llamar así) que poseo y guardo con especial aprecio. La lista de ellos se va sumando cada día, no descarto entonces aumentar la serie de Diógenes.
XI de la serie «Convirtiéndo a Diógenes en un fetiche».2010.
pobres corchos champaneros, siempre sometidos a tanta presión!! los corchos de vino, sin embargo, viven mejor, con esos olores tan ricos, acariciándoles suavemente los pies.
Es a lo que se arriesgan, las copas surten efecto y así son de manipulados…